5 COSAS A SABER SOBRE LOS ACEITES FACIALES
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Una guía útil que incluye hasta el tipo de aceite que debes usar según tu tipo de piel.
Hasta hace unos años aplicar aceite puro a tu rostro era considerado un hecho contrapuesto, si pretendías hidratar tu piel lo primero que escrutabas era una crema. Pero los tiempos ciertamente varían y apuntan a hacer uso del óleo. Actualmente los aceites faciales han ganado mucho terreno en las sustancias que brindan cuidado a la piel, integrando nuestros regímenes con sus superpoderes de ingredientes activos.
1. Adáptate a un cambio
Anexar aceites en la rutina de cuidado de la piel es la mejor forma de hidratarla y aportarle antioxidantes. Los aceites son una fuente prodigiosa de vitaminas, minerales y aminoácidos; pero además ayudan a restituir la barrera cutánea para evitar la pérdida de agua y la hinchazón.
2. Busca los beneficios
Lee curiosamente los ingredientes de cada producto y descarta los productos que posean aceites de relleno de bajo costo, ya que con aceites baratos como el aceite de girasol o de almendras, no lograrás los mismos beneficios. Evita también cualquier péptido sintético y en cambio opta por mezclas basadas en ingredientes de origen natural. Ten precaución extra con aceites esenciales, los ingredientes cítricos tales como la mandarina o el jengibre herbáceo, eucalipto y aceites de limoncillo pueden llegar a irritar la piel, especialmente cuando te expones a los rayos directos del sol. La finalidad es encontrar el producto más poderoso que sea lo suficientemente ligero para cada día, pero lo adecuadamente beneficioso como para que se note la diferencia.
3. Consulta con un profesional
Aunque los aceites faciales aportan beneficios naturales si se comparan con los ingredientes fabricados artificialmente en laboratorios, el hecho de que se presente como “natural” no da a entender que muchas damas les beneficie. Realmente depende de los ingredientes y tu tipo de piel.
4. Decide según tu tipo de piel
Las mujeres están a favor de los aceites faciales, pero indagar a través de los pequeños frascos que contienen esencias de rosa mosqueta, semillas de cártamo, jojoba, lavanda, argán, coco y más, puede llegar a causar confusión. En primer lugar, es importante comprender tu tipo de piel para encontrar ese oleo ventajoso para ti. Si posees la piel seca, el aceite de aguacate y el aceite de oliva son estupendos, pero si eres propensa al acné, esos tipos de aceites más pesados pueden hacerte erupcionar. En ese caso, lo que se recomienda es el aceite de coco y lavanda, y si tienes la piel envejecida, lo beneficioso seria el aceite de argán. Pero tu tipo de piel no solo dicta los ingredientes sino también las instrucciones de uso.
Piel seca: La clave está en no saltarse la crema humectante, ni aplicar el aceite antes. Tu tipo de piel requiere tanto agua como aceite. Limpia y tonifica tu piel antes de cualquier cosa, luego mezcla 4-6 gotas de aceite directamente en tu crema hidratante nocturna y aplícalo en tu cara y cuello.
Piel normal: Sigue las mismas instrucciones que para piel seca, pero usa 3-4 gotas de aceite, pues tu piel necesita menos grasa. Además puedes tener en cuenta no hacerlo todos los días, sino únicamente cuando sientas que tu piel lo necesita.
Piel grasosa / mixta / propensa a manchas: Aunque para las chicas de piel grasosa aplicar aceite suena aterrador, lo cierto es que aplicado moderadamente el aceite es muy provechoso. Para hacerlo bien, aplica primero una crema hidratante ligera sin aceite, espera a que se absorba. Ahora sí puedes aplicar 1-2 gotas.
5. Deja lo mejor para el final
Los dermatólogos recomiendan dejar los aceites faciales como el último paso en tu régimen para una absorción máxima. Empieza por los productos más livianos, como las esencias y los sueros, y así irías paulatinamente pasando a fórmulas más pesadas. Comienza del pecho, al cuello y masajea con movimientos ascendentes. Con el tiempo puede que descubras que al final tu aceite facial puede sustituir por completo los sueros y las cremas, haciendo aún más minimalista tu rutina de cuidado de la piel con un solo producto repleto de beneficios.
¡Resulta que las cosas buenas siempre vienen en envase pequeño!
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