SER SERVICIAL SIN PARECER TONTO
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKbV4errQ2rzk5cOSbj8inLm2vlCcJSJlnDmlJ217LuEHEp3dDM9ReYdOhqfFLOyCfsLvZFWNfB_L-kQwhpPtScSwu03LmRElAG8WnzizIxNQ8olkrSWkWHX3GWr8YjD_PBPMDiGJu-C1P/w640-h512/tomhhju.jpg)
¿Doy demasiado?
¿Nos habrá ocurrido alguna vez? ¿Que de tan buena gente que somos con los demás parezcamos inocentes y tontos?
Aquí una historia que refleja esta situación:
“Hace un tiempo un conocido se había quedado sin trabajo. Esta persona estaba realmente bajo presión la cual le generaba angustia y a mi me pesaba verla sufrir. Le dije: “no te preocupes, yo te colaboro”. Le creé un CV actualizado, una carta de presentación, renové su Linkedin, la di de alta en varios portales de empleo, apliqué a ofertas por esta persona y le busqué entrevistas... a la final dió con un empleo, incluso mejor que el que tenía antes. Esto me generó gran satisfacción, no obstante esta `amistad` apenas agradeció mi buena voluntad. Me sentí con gran pesadumbre porque había dedicado mucho tiempo y esfuerzo en colaborarle, ese tiempo que casi no tenía y que inhibía de mi tiempo de descanso, dejando a un lado a mi familia, dejando de realizar mis hobbys, e incluso mi descanso. Tuve la sensación de que mi colaboración no había sido valorada lo suficiente por un lado, lo que me hacía sentir una ofensa, y por otro lado me sentía mal por sentirme así, porque analicé, no debería esperar que me agradezca nada, lo hice de manera dadivosa. En fin, sentimientos encontrados. Pero lo cierto es que me sentía mal”.
* Error 1: cargar la mochila de otros
En el ejemplo anterior esa persona nunca pidió que la ayudase, yo sin embargo lo hice, y asumí el trabajo como si fuera mió, haciéndome responsable, no le aconseje y no le asistí en algo, hice todo el trabajo por ella, error descomunal.
Imagínate que por querer ayudar a hijo o familiar con los deberes, se los haces tú por completo. Tu hijo nunca aprendería por su cuenta, no le estás dejando que asimile, tú te estas haciendo responsable de un trabajo que no te corresponde, y estás quitándole independencia, autonomía y la capacidad de formarse a tu hijo. Tu hijo debe ser el responsable de hacer sus deberes, equivocarse, cometer errores y aprender. No podemos recorrer el camino de otros. Podemos dar consejo si nos lo piden, orientar, acompañar, pero cada uno ha de resolver sus dificultades por sí mismo y asumir sus responsabilidades y compromisos.
“Hacernos cargo del trabajo de otros no es ayudar, ayudar es guiar, aconsejar, o trabajar mancomunadamente por un objetivo, no aprehender yo completamente las riendas”.
Consejo: reflexiona sobre qué “mochilas de otros” estas cargando y comienza a delegar responsabilidades.
* Error 2: poner mis necesidades siempre al final
En momentos es complicado dar con un equilibrio entre preocuparnos e implicarnos con los demás, e implicarnos y consagrar tiempo a nosotros mismos. Anteponer las necesidades de otros a las propias y descuidarnos genera un desequilibrio que perturba nuestra calidad de vida. Puede ocurrir en alguna ocasión que elijamos sacrificarnos por un bien común, o ser altruistas, pero no es optimo ponernos absolutamente siempre al final de la lista. Hay que saber dar a las cosas el peso que les corresponde. Mis necesidades valen tanto como las de los demás. Se trata de un tema acorde con mi propia autoestima.
Consejo: equilibrar las cargas es fundamental, cultivar el autorrespeto y el autocuidado tanto como el respeto y la ayuda a los demás. Hay que valorar también la importancia de cada cosa. No olvides que, si no pones las piedras grandes primero, después no cabrán en el frasco.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkZXAHaktJ17cozF-1m2VFf1-7wSMIGoB0b5G-fw5EwU_wuEpUL1mTD1A5PdE0ELt_FvxRwn7cewYWGfMB5Z4nFwsPo3xl7QvkmNskYcZ-2ilKVYv6f3Irz8xbjSokvMxTW5R5faPjzRtI/w444-h640/tyuohju.jpg)
* Error 3: no dejar claro los límites
No siempre podemos colaborar cuando nos lo piden: bien porque no tenemos la capacidad o los recursos para hacerlo, no tenemos el tiempo necesario, o lo que nos piden es algo que es imposible. También puede pasar que por “no ofender” aceptemos realizar labores que en realidad no deseamos hacer.
En este caso lo más sano es aclarar las cosas, decir que no podemos o poner límites, sugerir otras vías y ser firmes en la decisión, y enunciar las cosas de manera asertiva.
No siempre podemos colaborar cuando nos lo piden: bien porque no tenemos la capacidad o los recursos para hacerlo, no tenemos el tiempo necesario, o lo que nos piden es algo que es imposible. También puede pasar que por “no ofender” aceptemos realizar labores que en realidad no deseamos hacer.
En este caso lo más sano es aclarar las cosas, decir que no podemos o poner límites, sugerir otras vías y ser firmes en la decisión, y enunciar las cosas de manera asertiva.
* Error 4: meterme donde no me llaman
A veces nos ponemos a colaborarle a personas las cuales no han pedido que se les ayude; o que incluso no desean nuestra ayuda, y esto no es solo contraproducente, sino que puede ser percibido como una falta de respeto hacia el otro, pueden llegar a tomárselo como si fueran unos inútiles. Si yo voy a tu casa sin pedirte permiso y me pongo a limpiar y ordenar todo... aunque mi intención sea colaborar, puedes sentir mi actuación como una intrusión en tu espacio e intimidad... tú no me pediste ayuda para limpiar ni me invitaste a entrar a tu casa.
De esta manera estoy desperdiciando mi tiempo y mi esfuerzo: aunque yo crea que algo puede ser de ayuda, es conveniente pedir permiso, ofrecer mi ayuda si la desean, no darla sin más y sin preguntar.
Pero en realidad el inconveniente sobre todo este tema es de equilibrio, autoestima y de asertividad. No de ser “demasiado buena gente”, se trata de ir aprendiendo a ayudar mejor.
Te puede interesar:
Comentarios
Publicar un comentario