LA BENDICIÓN, LA GRAN MULTIPLICADORA DE PROSPERIDAD UNIVERSAL
La bendición es un modo en que lo divino se acerca a nosotros. La bendición es un regalo, posee una orientación e inteligencia divina, es la pujanza de lo divino, avivando a la humanidad a todo su potencial. Bendecir significa desear y ambicionar incondicionalmente el bien ilimitado.
Al despertar bendice tu día, porque la bendición es la gran multiplicadora, cuando se bendice a alguien, estamos sembrando de eso mismo que estamos decretando y se nos regresará, multiplicado al ciento por uno.
La paz de tu bendición será la compañera de tu camino, bendice mentalmente a los que te encuentres, bendigamos por tener salud, por nuestro trabajo, por nuestra satisfacción, bendigamos nuestros bienes, esas bendiciones difunden semillas de curación, y en un futuro se nos recompensara en esos espacios áridos de nuestra existencia.
Cuando alguien nos muestre la menor agresividad o falta de piedad, bendigámosle mentalmente, bendigamos sinceramente y con alegría, pues con esta actitud nos protegeremos de la ignorancia de sus maldades. Bendecir significa invocar la protección divina sobre alguien o sobre algo, significa además llamar a la prosperidad, nosotros somos los testigos de la exuberancia de la vida, bendecir sin discriminación alguna, es la forma suprema del don.
Cuando en el día a día surja un suceso de improviso que nos afecte y eche por tierra nuestros planes, bendigamos, porque entonces la vida está a punto de enseñarnos una lección, aunque un sorbo de ese tazón nos parezca amargo. Las constantes pruebas de vida traen consigo bendiciones ocultas y legiones de ángeles siguen sus huellas, invoca todos los días: que Dios envuelva mi casa de amor y protección, mi vida de armonía y la vida de los demás las llene de bendiciones. La bendición implora el apoyo activo de Dios para el bienestar de la persona, la bendición comienza en el hogar, en las relaciones de padres e hijos, los niños que reciben bendición de sus padres, tienen un buen estreno espiritual y emocional en la vida. Absorben un firme fundamento de amor y aceptación. Este principio también se aplica a la relación de pareja, aportando compañerismo y esperanza.
Al bendecir se confiere vida no solo al que recibe la bendición, sino al que la da. La persona que vive en la presencia de Dios, amándole y obedeciéndole, goza de la bendición divina. Bendecir es también activar la ley universal de la atracción que, desde el fondo del universo, traerá a nuestras vidas fielmente lo que necesitamos en ese momento para crecer y avanzar. Bendice tu propia vida: cuando te amas, te perdonas, te agradeces y amas a Dios, estas bendiciendo tu día.
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